El origen de la corbata convencional se ubica, siglos atrás, en el territorio de la actual Croacia, pero fue en el siglo XVII cuando se le empezó a prestar atención fuera de ese país. Entonces, el ejército francés reclutaba a soldados croatas, quienes portaban un característico pañuelo que se extendía hasta la mitad del cuerpo y llevaba un nudo en el cuello. De ahí se extendió su uso como prenda elegante al resto de Europa y, posteriormente, a América y al resto del mundo.
Existen corbatas de diferentes tamaños y sus posibilidades de anudado son muchas. Su uso es recomendable para chaqué y traje sastre, ya que el protocolo recomienda que el esmoquin y el frac lleven moño. Asimismo, la corbata sirve tanto para bodas de día como de noche, siempre y cuando estas últimas no sean de rigurosa etiqueta. Las corbatas convencionales se clasifican según su anchura. Aquí los datos exactos y una pauta para escoger la tuya según tu complexión.
Skinny: tiene 5 centímetros de anchura. Recomendada para personas de complexión muy delgada.
Slim: es de 6.25 centímetros. Al igual que la skinny, favorece a las personas delgadas.
Estándar: de 8 centímetros, con variedades de medio centímetro más y menos. Son versátiles en cuanto a su uso y, por lo general, quedan mejor para las personas que tienden a ser de complexión media o robusta.
Anchas: 9 y 10 centímetros. Ideales para estilizar la figura de las personas de complexión más robusta.