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La Historia de mi Boda (Beatriz y Tuur)

24 junio, 2020

Winter Came 18/12/2016


Jamás la expresión había tenido un significado tan positivo como fue el día de nuestra boda… Lo sé. Se presta a muchas bromas, pero si hay algo que menciono a cualquier persona en proceso de boda es: la planeación no es del todo grata, pero ese día es increíble.

Quizá es importante explicar que la principal razón por la cual me fue desagradable la planeación, es porque mi marido es de Bélgica, y aun no se mudaba a Monterrey cuando nos comprometimos. Él tenía la idea de que quería una boda en exterior… ¡en diciembre! Entonces cuando empezamos a ver opciones, su favorito en fotos fue Las Nubes. Me lancé a visitarlo, le mandé más fotos, y no fue difícil la decisión para él. A mí me daba nervio el tema del clima tan impredecible en Monterrey.


“¿Y si hace mucho calor?” “No hay problema, ponemos ventiladores.” “¿Y si hace mucho frío?” “No hay problema, ponemos calefactores.” “¿Y si llueve? Los recibimos con paraguas y cerramos el toldo.”

No hubo mucho más que discutir. Las Nubes tenía solución para todo lo que me ponía nerviosa. ¡Y no eran mentiras! Elegimos casarnos el 18 de diciembre, un domingo. Sí, siempre fui de las que juzgó a los novios que se casaban el domingo, pero como decidimos que fuera una boda a mediodía para disfrutar de la vista del jardín, era menos probable que hubiese evento en la noche un domingo que un sábado.

Ese día amanecimos a menos de 10ºC, y yo con un vestido de tirantes. Me prestaron un abrigo de piel, que terminó por llenar de “pelitos” el traje de mi marido entonces, pues mejor en frío. Empezamos con la sesión de fotos en la Carmen Romano. ¡Qué lugar tan espectacular! ¡Hasta el frío se me olvidó!

Después de la sesión de fotos, nos pasamos a Las Nubes para continuar con otra parte de la sesión en los jardines. No voy a olvidar que Las Nubes nos recibió con cocteles (¡a las 11:30 am!). Me tomé una piña colada, con todo y hielito, en pleno arranque invernal, y en pleno jardín. Mi marido se tomó un vampiro. ¡A ambos nos supo a absoluta gloria!

winter came

A las 12 hrs empezamos la boda civil, donde nos reunimos con un grupo pequeño de amigos y familiares. Después de que empezaron a llevarse a los invitados a la capilla, nuevamente Las Nubes nos sorprendió con un platillo para comer algo. Nuevamente lo agradecimos de sobremanera, pues en un día como este hasta se nos olvida que tenemos hambre.

A las 13 hrs nos pasamos a la capilla, donde te das cuenta que todo se vuelve más real, que ¡ya está pasando! Y te cae el 20 porque empiezas a ver a mucha gente amada y apreciada en un mismo lugar, para ti y para tu pareja. Va el segundo consejo: dénse un momento para apreciar a tanta gente amada en un solo lugar, que están ahí para ustedes, que celebran su día.

Es una realidad que por más controladores, planeadores y obsesivos que seamos, las cosas no siempre salen como uno piensa. Por ejemplo, a mi marido se le olvidó contestar que sí venía libremente a casarse conmigo (quedará como broma para el resto de nuestros días). También, se nos cayeron las arras (ahora sabemos que nunca seremos millonarios). También, se enfermó mi ahijado que pasaría por la limosna, y no pudo venir a mi boda. También, mi mejor amiga tuvo un problema familiar y ese mismo día se fue a Campeche a tratar de resolverlo. Uno pensaría que estos serían motivos suficientes para tener un microinfarto…

Tercer consejo: muchas cosas no van a salir como querías. Discútelo, peléalo, negócialo… pero que sea en otro día. Ese día, deja pasar los errores y las fallas. Déjalas en un post-it mental para cuando haya pasado todo, y no pierdas ningún valioso minuto del día de tu boda con malestares de este tipo. Si tienes wedding planner, entonces deja que haga su trabajo y tu concéntrate en disfrutar. Se va increíblemente rápido como para desperdiciarlo en enojos y reclamos.

Terminó la ceremonia, y nos pasamos al jardín. Después de saludar a toda la gente en la entrada, pasamos nosotros al salón. Ahí nos recibió la canción de nuestro vals, y nuevamente pudimos apreciar a tanta gente que nos recibía con genuina alegría y cariño para celebrar (y comer, y tomar, y bailar…).

Él y yo somos personas bastante sencillas. Muchos detalles estaban de moda mientras planeábamos, y nosotros solo queríamos que todos se sintieran cómodos, sin pretensión alguna. El tema de la comida era parte de esa discusión. Él quería que fuera un buffet mexicano. Servir buffet no suele ser típico en México pero sí en Bélgica. Las Nubes dijo “no hay problema, podríamos dar 1, 2, 3….”. La gente estaba enloquecida con los sabores y con la posibilidad de servirse cuanto querían de lo que querían (y sobre todo, sin que hubiera nadie que los juzgara).

Y finalmente, cuando empezó la música para bailar. Tuvimos DJ para poder integrar tanto canciones que le gustaran a él como a mí. A él le gusta mucho el hip hop, lo cual era complicado porque no suele ser popular acá. Entonces optamos por contratar a unos raperos que pusieron un mood increíble, porque hasta hicieron retas con la gente de pasos de baile. Por cierto, ellos habían cancelado el mismo día de mi boda y mi wedding planner los trajo de las greñas.

También, por aquello de que hay modas globales, pusimos un espacio con las canciones de los mundiales e hicimos una reta de futbol. En general, los invitados apreciaron mucho que estuvieron entretenidos, contentos, bien servidos, bien comidos, bien bailados, bien acompañados (inclusive los que fueron sin pareja), bien contentos.

Lo que me lleva al último y cuarto consejo: muchos van a opinar, ordenar o presionar por productos y servicios en su boda. La boda es de ustedes, es para ustedes, y por lo tanto, debe ser como ustedes quieran. Nadie recordará si las pantuflas que dieron eran de marca o no, si dieron vino de 1940, si el vestido o el traje lo importaron de Italia o si Luis Miguel vino a cantarles el vals. Pero sí van a recordar si se divirtieron, si los vieron felices a ustedes, si valió la pena ir un domingo a Villa de Santiago a una boda en pleno frío.

Ustedes van a recordar el apoyo que recibieron para que esta boda fluyera y funcionara, sin que siquiera se dieran cuenta de todos los tropiezos que ocurrieron tras bambalinas. Para nosotros esas personas fueron la wedding planner, la asesora en Las Nubes, nuestro equipo de fotografía y video, nuestro DJ y mi estilista. Sin duda, de ellos dependieron enteramente los increíbles recuerdos que tenemos de nuestro día de boda.

Beatriz Inzunza y Tuur Ghys